jueves, junio 09, 2011

Tras las huellas de los paras de Yarumal



En el más reciente libro de la periodista Olga Behar se lee que Santiago Uribe Vélez, el hermano del ex presidente Álvaro Uribe, estuvo a la cabeza del grupo paramilitar ‘Los doce apóstoles’ que operó en Yarumal, Antioquia, en los años 90. Ese grupo está sindicado de por lo menos, cien asesinatos. "Anhelo, por las víctimas, que el proceso judicial se reactive. Hay crímenes que en dos años podrían prescribir", dice la periodista. Entrevista.

Por Santiago Cruz Hoyos

Este libro está blindado. Lo dice su autora, Olga Behar. Antes de enviarlo a la imprenta, el manuscrito de ‘El clan de los doce apóstoles’ fue sometido a la revisión, línea por línea, de dos abogados.

Behar explica que con ello tenía dos propósitos: asegurarse de que todo lo que escribió es cierto y comprobable. Tener la certeza de que cada frase tiene un sustento, una prueba documental, testimonial. Así, en caso de una demanda de los protagonistas de esas páginas, la acción se estrellaría con una obra periodística sin fisuras, sin grietas. Un balín.

Tal vez por eso es que se ve tan tranquila. Olga Behar, periodista, politóloga, escritora, está sentada en el comedor de un apartamento ubicado en un piso alto en donde el viento suena como un lobo. Toma café. De pronto se pone de pie y acomoda un cuadro torcido. Behar confiesa riéndose que es psicorrigida. Más aún con lo que escribe.

El libro, después de pasar la prueba de fuego de los juristas, se publicó y es uno de los más vendidos de Colombia en el último mes. Ahí, en 326 páginas, se cuenta la historia y los crímenes de ‘Los doce apóstoles’, un grupo paramilitar al que se le atribuye por lo menos cien asesinatos y que operó en Yarumal, un municipio del departamento de Antioquia, en los años 90. Pero no sólo es eso. El foco de la historia está puesto en un hombre con poder.

“Aunque yo no soy juez, mi libro da a entender que Santiago Uribe Vélez, el hermano del ex presidente Álvaro Uribe Vélez, estaría implicado directamente con el grupo paramilitar ‘Los doce apóstoles’”.

                                                  El por qué

Olga vuelve a ponerse de pie. Ahora busca entre su maletín de docente de periodismo unas hojas arrugadas. Son cinco y hacían parte de ‘El clan de los doce apóstoles’, pero fueron eliminadas de la primera edición del libro para mantener su precio: $39. 900.

Las hojas están tituladas ¿Por qué? Es un prólogo, una explicación al lector de cómo nació la obra. Olga Behar lo lee en voz alta.

El resumen de esa lectura es más o menos así: Behar, por asuntos familiares, conocía superficialmente al mayor retirado de la Policía Juan Carlos Meneses, quien había sido comandante de la Policía en Yarumal en los años 90. Incluso, una vez había compartido un almuerzo campestre con él. Y había un detalle que no entendía: ¿por qué si era un Mayor de prestigio, condecorado, optó por pedir el retiro de la institución cuando estaba a punto de convertirse en Coronel? El olfato de la periodista se estaba alertando.

Un amigo de Behar que perteneció a la Policía le confesó que él también pensaba que había algo raro. Le aseguró que escuchó rumores que contaban que Meneses había estado involucrado en hechos sucedidos en los años 90 relacionados con la muerte de unos civiles en Yarumal y que ese proceso judicial “volvió a despertarse”. También le contó que el Mayor ya había estado preso por ese asunto.

Olga supo además de un expediente abierto contra Meneses por sospechas de su participación en acciones de grupos paramilitares. Sigue leyendo el prólogo inédito.

“Ese hombre bueno, de conversación amena, que demostraba devoción por sus pequeños hijos, ese policía ejemplar, ¿era un paraco? No podía creerlo y empecé a preguntarme ¿por qué?... hasta que una noche vi su rostro y escuché su voz en televisión. Allí, en Noticias Uno, el segmento televisivo colombiano de mayor credibilidad, estaban su cara pulida, su pelo perfectamente recortado, sus ojos expresivos, su boca, que despachaba palabras que surgían a borbotones por entre sus dientes perfectos; allí empezaron a aparecer las respuestas. Quedé paralizada: que los Doce Apóstoles, que Santiago Uribe el hermano del Presidente, que el muerto acá, que el asesinado allá… un paraco más. Y yo había estado sentada frente a él, viendo sus manos cómplices acariciando la cabeza de su niño”.

(El Mayor Juan Carlos Meneses fue quien denunció públicamente a Santiago Uribe Vélez como cabeza del grupo paramilitar ‘Los doce apóstoles’).

“Las reacciones del país a sus revelaciones fueron de todo tipo. Con un pie fuera de la Casa de Nariño, el Presidente Uribe y sus allegados desmintieron y acusaron al Mayor Meneses. Narcotraficante, asesino, de allí no lo bajaron. Desempolvaron expedientes, llamaron idiotas útiles al admirado Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, (bajo cuyo abrigo Meneses hizo las denuncias en Buenos Aires), y al periodista del prestigioso Diario Página Doce, que lo entrevistó. Pero había piezas de ese rompecabezas que no calzaban. No es el típico paramilitar, pensé. Habría que buscarlo, pero no sabía muy bien cómo. Será que la telepatía existe. Pocas semanas después, recibí una llamada. El Mayor Meneses quería encontrarse conmigo. Quería contar su historia. Quería contarle al país la verdadera historia de ‘Los doce apóstoles’, que tanto terror sembraron en Antioquia, cuando Álvaro Uribe Vélez era el gobernador de ese departamento”.

Olga suelta las hojas. Enseguida cuenta que frente al televisor, mientras escuchaba a Meneses denunciando, se estaba dando cuenta de que tenía una historia poderosa por contar, un capítulo de la historia del paramilitarismo en Colombia que, explicándolo, daría pistas para entender el fenómeno ‘para’ en toda su complejidad.

Pensó entonces en el libro. En uno que no fuera sólo el testimonio de Meneses acusando a Santiago Uribe Vélez. No. Eso sería lo de siempre: la voz de uno, contra la voz del otro. El libro sería el testimonio de Meneses, sí, y un trabajo de investigación exhaustivo que comprobara que todo lo que decía era cierto. O no.

                                                                                 El cómo

Cuando terminó la emisión de Noticias Uno, Olga Behar se confrontó. Sí, ella que es periodista desde hace décadas, que es reconocida, que ha contado en libros parte del conflicto y la historia de Colombia (‘Las guerras de la paz’; ‘Noches de Humo’) no había intuido todo lo que estaba detrás de Meneses. Incluso se fustigó: ¿Se me olvidó el periodismo o qué?

Fue cuando se trazó un reto: escribir la historia sin importar los riesgos que tenía, o de lo contrario retirarse y dejar de hacer periodismo, y eso incluía a la docencia.

“O sea: era escribir el libro, o dedicarme a vender empanadas. Porque no sería capaz de enfrentarme a la vida, a mis hijos, a mis estudiantes para decirles mentiras, para decirles hagan lo que yo no hago. El periodista no se puede quedar callado”.

Esa frase suelta así ante un reportero suena más fuerte que el viento en este apartamento.

Fueron 9 meses de trabajo. Olga Behar viajó a Buenos Aires, a Caracas y otro lugar que no puede revelar, para encontrarse con Meneses y escucharlo. Fotocopió, además, todo el expediente judicial de ‘Los doce apóstoles’, tan grande, que las copias le costaron $300.000. Clasificó documentos, señaló con diferentes colores lo que se decía ahí, pidió la hoja de vida de Meneses, habló con abogados de las víctimas del grupo paramilitar, se sumergió en todo ese universo que había entre la palabra del Mayor de la Policía y la palabra de los acusados y escarbó, hurgó, comprobó, descartó.

El 31 de enero de 2011, en la noche, terminó el libro.

“Con mi editor tuvimos un sistema de comunicación a la antigua, muy cercano al que podían tener los abuelitos. Es decir: nunca entró una coma del trabajo a la Web, nunca se habló del tema por el teléfono, nunca se chateó. Al punto que en el proceso de impresión me mandaron el borrador del contrato con la editorial (Ícono). Eso fue lo primero que entró por la web. El contrato decía: para el libro ‘La última cena’. Yo llamé al editor y le dije: ¿le cambiaste el nombre al libro? Quedé como desorientada. Él me dice: usted si es muy bruta no. Lleva 9 meses trabajando en la clandestinidad y ahora quiere que yo rompa eso. Nos reímos”.

                                                                            El qué

Pocos sabían en qué andaba Olga Behar. Sus estudiantes, por ejemplo, sospechaban por tanto viaje y tanto aplazamiento de clases que estaba haciendo un libro, pero que a lo mejor era sobre la toma al Palacio de Justicia, una continuación de ‘Noches de humo’. Olga, claro, no lo desmentía.

Ese silencio se debía a que se estaba metiendo en terrenos peligrosos. Estaba escribiendo una larga historia en la que, ya se ha dicho, se da a entender que Santiago Uribe Vélez, hermano del ex presidente de Colombia, estuvo involucrado directamente con el grupo paramilitar ‘Los doce apóstoles’, surgido en una época difícil para Yarumal, una tierra acosada por la guerrilla.

La investigación cuenta cómo estaba conformado ese grupo: Santiago Uribe a la cabeza; ganaderos como Álvaro Vásquez, 'El Financista', y curas como Gonzalo Javier Palacio, el sacerdote de Yarumal (de ahí, al parecer, viene el nombre del grupo), lo secundaban. Y debajo de ellos estaban sicarios como alias Rodrigo, encargado de la red urbana, y Hernán Darío Zapata, alias Pelo de Chonta, encargado de la red rural.

En el libro de Olga se dice además que ‘Los doce apóstoles’ actuaba en alianza con la Policía y el Ejército. Y que quien iba a ser gobernador de Antioquia en la época lo conocía todo: Álvaro Uribe Vélez.

En esas páginas se lee una teoría: el paramilitarismo nació en Colombia para acabar con la guerrilla, sí, pero también, con las Farc derrotada, controlar el negocio del narcotráfico. Ese sería el objetivo principal. Un asunto económico.

Un capítulo de ‘El clan de los doce apóstoles’ está dedicado a la historia del paramilitar Francisco Enrique Villalba Hernández, alias Cristian Barreto, quien en el proceso de Justicia y Paz habló de Santiago Uribe Vélez, a quien acusó de respaldar a las autodefensas que operaban en Santa Rosa de Osos, un municipio de Antioquia que limita al norte con Yarumal. A Villalba lo mataron.

Olga también narra la vida del Mayor Meneses, un hombre implicado directamente en toda esta trama porque como comandante de la Policía trabajó de la mano de ‘Los doce apóstoles’, y que dice tener una prueba reina de todo lo dicho: una grabación de una conversación con el capitán de la Policía Pedro Manuel Benavides Rivera, quien trabajó en Yarumal antes de que Meneses llegara, “en donde él dice que sí recibió plata de Santiago para que el grupo de los Doce Apóstoles actuara”.

El libro le dedica un par de páginas a Alberto Uribe Sierra, el papá de Santiago y Álvaro Uribe Vélez, en las que se lee que tuvo presuntas relaciones con el narcotráfico y el clan de los hermanos Ochoa.

En el muro de Facebook de Olga Behar, entonces, hay una palabra que se repite: valiente, le escriben.

                                                                             El epílogo

El viento sigue sonando como un lobo. Olga Behar continúa conversando en el comedor de ese apartamento en el que está por temporadas. Entra y sale, entra y sale. Su vida es itinerante, de viajes constantes. Por seguridad.

- ¿Tiene miedo?

Olga Behar dice que lo siente, aunque se nota muy tranquila. Enseguida habla de una familia disuelta por su oficio. Su hija se fue a estudiar al exterior por decisión propia. Su hijo, en cambio, lo hizo “para prevenir cosas que pueden pasar, pero que espero que no sucedan”.

Y agrega: “Hay personas que dicen que la gente de la que hablo en ‘El clan de los doce apóstoles’ es gente honorable y no van a hacer nada. Espero que sea así”.

¿Y usted qué espera del libro?

“Mi anhelo es que la gente lo lea. Y a nivel de justicia, que el proceso se reactive. Yo lo que quiero es que se investigue esto como se debe investigar, por las víctimas. Hay crímenes del grupo paramilitar sucedidos a principios de los 90 que en dos años podrían prescribir. El expediente de ‘Los doce apóstoles’ es un monumento a la impunidad”.

(En el libro se lee lo siguiente: En el proceso judicial de ‘Los doce apóstoles’, Santiago Uribe Vélez ha sido beneficiado por dos autos inhibitorios: el primero en 1996, y el segundo en el 2000. En noviembre de 2010, el caso fue reabierto).

Olga Behar sigue hablando: “Esta obra demuestra que estábamos equivocados. Que el Ejército y la Policía sí podían combatir a la guerrilla, al narcotráfico. Lo que pasa es que se hicieron los de la vista gorda, no quisieron combatirlos. Ese fue el argumento para montar el paramilitarismo en este país. Y yo no justifico eso. En lugar de estar buscando a privados que hagan justicia con su propia mano, lo que hay que hacer es fortalecer las Fuerzas Armadas”.

Hasta ahora, Olga Behar no ha recibido amenazas por lo escrito. Pero sí ha pasado que desde que se publicó la obra, a su teléfono llaman y cuelgan, llaman y cuelgan. No sabe por qué.



Olga Behar en uno de los encuentros con el Mayor Juan Carlos Meneses.


6 comentarios:

Unknown dijo...

Muy buen artículo Santiago, me extrañaba la ausencia y el silencio de Olga Behar..
Y seguimos deshilando esta red.
Un saludo.
Doris

Anónimo dijo...

Valiente mujer; ejemplo de berraquera de la mujer colombiana. Lo que dice ella en el libro es verdad. El paramilitarismo esta directamente ligado al narcotrafico y pensar que los Uribe Velez no estan permeados por dicho cancer es no decir la verdad. El caso tambien de Pedro J Moreno Villa, el mayor importador de insumos para la elaboracion de cocaina, intimos de esta familia y su padre a quien se vinculaba a pablo escobar, ochoas y el cartel de medellin. Pero algun dia la justicia dictara sentencia para poner en la carcel a estos bandidos disfrazados de cuello y corbata.

Merecedes dijo...

Muy interesante! Yo hago periodismo de investigación y me gusta mucho leer sobre temas que ocurren en otros países aledaños al mío y ver cómo se resuelven las cosas, también cómo las aborda el periodista. En Argentina, estuve dos meses pardo en un apartamento en buenos aires. Lo que me gustó es que en losnales de television y las radio me recibieron muy bien y me proporcionaron toda la información que necesitaba. Estoy muy agradecida, debo decir que los argentinos son presonas predispuestas y amigables.
Saudos,
Mechi

Anónimo dijo...

ESPEREMOS QUE POR ESCRIBIR VERDADES NO SALGA MUERTA PUES SEGUN PARECE ESTA MUY PESADO PARA LOS URIBE, QUE DIOS SE APIAE DE ELLA Y QUE AYUDE A HACER JUSTICIA

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