miércoles, octubre 22, 2014

Caliwood, y la quijotada de proteger la memoria






El museo del cine de Cali cumple su segundo aniversario. Hablamos con su  fundador, Hugo Suárez, entre otras cosas de una polémica: haber patentado ‘Caliwood’ como nombre del museo. ¿Por qué tanta molestia de algunos? 


Por Santiago Cruz Hoyos

 El museo del cine de Cali surgió en un taller de reparación de carros: ServiDacar.  En un día cualquiera de hace una década, Hugo Suárez Fiat se encontraba ahí, restaurando un clásico. De pronto vio  unos proyectores de cine abandonados.  Alguna vez, le informaron,  habían sido utilizados en el Teatro Jorge Isaacs. 

En el acto, el cerebro de Suárez, un abogado que en realidad hubiera preferido ser ingeniero,  empezó a funcionar a mil por hora: ¿cómo consigo el dinero para  comprarlos?, se preguntaba.

Aquel día, sin sospecharlo, Suárez restauró el auto clásico pero empezó también a restaurar la memoria cinematográfica de Colombia. Este 1 de noviembre   Caliwood, el museo del cine que decidió crear,    cumple dos años de fundación.  

Usted fue uno de los gestores del Museo del Transporte de Cali y ahora del Museo del Cine. ¿Por qué son importantes los museos para una ciudad?

Los museos son muy importantes para las ciudades, pues una vez se consolidan, cualquiera que sea su propósito, se convierten en referentes académicos, didácticos, lúdicos, recreativos y turísticos y lo más importante, en forma gradual, como es el caso de Caliwood, se transforman en los depositarios legítimos del testimonio histórico y material dejado por el hombre o por la naturaleza, en el área que se selecciona.

Caliwood es un museo de carácter tecnológico y con vocación interactiva, que tiene como objetivo completar su colección permanente mediante la inclusión del mayor número posible de linternas mágicas, daguerrotipos, zootropos, perfecscopios, cámaras, cinematógrafos, proyectores de cine de teatros públicos,  filmadoras, etc, que fueron fabricados antes de 1970 y con antelación a la explosión digital que sacude al mundo, para tener la capacidad de generar experiencias al visitante moderno, idénticas a las vivencias de los ciudadanos que habitaban la comarca hace 80, 90 o más años.

¿Por qué Cali necesita específicamente un museo del cine? 


Cali y Colombia necesitan el Museo del Cine por muchísimas razones. Pero creo que la  más importante es la de proteger el patrimonio tecnológico - fotográfico y cinematográfico – usado en el pasado en el país, para que las futuras generaciones, a raíz de los cambios tan radicales que estamos presenciando por la digitalización masiva, tengan la opción de ver, analizar y comprender la evolución de la fotografía y cómo el hombre fundamentó en la misma los inventos que dieron lugar al descubrimiento de la cinematografía. Los libros y las descripciones teóricas no bastan y son insuficientes. Hay que poder ver, palpar y escuchar los aparatos mientras funcionan, amén de comprender su concepción técnica original.

Usted se podría definir como un coleccionista de objetos antiguos que cuentan por sí mismos una historia, narran una época. ¿Cómo es su relación con el pasado, con la historia, precisamente?

A lo largo de mi interés en los museos, en los últimos 30 años, descubrí el enorme impacto que causaron los visionarios e inventores que desarrollaron los aparatos más emblemáticos y simbólicos producidos a lo largo de la Revolución Industrial, en los siglos XVII, XVIII, XIX y XX, lo cual cambió por completo la forma de vivir del hombre antes de que dieran episodios tan trascendentales.
Con la aparición de la caldera a vapor, el motor a combustión, la máquina de tejer, el telégrafo, el Zeppelin, la podadora, la máquina de escribir, el automóvil, el avión, las cámaras, las filmadoras, el proyector de cine, las sumadoras, etc., el mundo cambió completamente. Frente a tales objetos mantengo un enorme interés y admiración por su ideología tecnológica, básica y análoga, destacando que la mayoría de los objetos eran impulsados manualmente o con motores muy elementales. Me apasiona entender los secretos de su funcionamiento y por ende quisiera haber sido ingeniero y no lo que soy, abogado.

Hablando de historias, hay una que vale la pena contar. ¿Cómo logró patentar ‘Caliwood’ como nombre del museo?

Al regresar de un viaje que hice a Estados Unidos, en octubre de 2008, en compañía de mi esposa Gloria Escobar Lozano, solidaria incondicional con estas iniciativas, le mencioné en el avión que pensaba bautizar el museo del cine que pretendía fundar, con el nombre ‘Caliwood’.  Ella sonrió y dijo que yo sí que era bien optimista, que esa marca estaba flotando en el ambiente desde hacía más de 40 años y que no creía que se pudiera utilizar.

Inmediatamente acudí ante la firma de abogados de Sergio Cabrera y allí me di cuenta que la marca ‘Caliwood’ no solo no tenía propietario, sino que ninguna persona la había reclamado como suya, a pesar que parecía haber sido incubada desde 1968. Procedí en consecuencia a patentarla, a un alto costo, tanto en Colombia como en el exterior.

Me imagino que eso generó polémica entre los protagonistas de ese movimiento cinematográfico que alguna vez se llamó ‘Caliwood’. ¿o no?

He conocido, por haberlo escuchado y visto en una grabación, que uno de los protagonistas del movimiento  ha ofrecido declaraciones a los medios, en los cuales nos califica de usurpadores de la marca. Nada más equivocado. Los hechos prueban que ello no es cierto en absoluto. Como primera medida, la palabra ‘Caliwood’ no tiene progenitor conocido y así lo reconocen quienes estuvieron involucrados en ese movimiento. En segunda instancia, nadie puede reclamar derecho alguno sobre la palabra  ‘Caliwood', si durante más de 40 años tuvo la oportunidad de registrarla legalmente y no lo hizo.

En realidad la palabra no le importó a nadie y quienes podrían haber tenido algún título sobre la misma, por tradición o afecto, fueron indolentes e incapaces de darle la relevancia que se merecía. La marca solo tomó verdadera importancia cuando yo la patenté y la honré y ahora que estoy tratando, por todos los medios, de convertirla en el referente cinematográfico institucional que debe ser.

Este tema me recuerda el triciclo abandonado en el patio de una casa por décadas. No es sino que aparezca alguien interesado en embellecerlo para que le aparezcan varios dueños beligerantes. La polémica le queda a los protagonistas que desean polemizar. Yo por mi parte continuaré engrandeciendo el Museo para que la palabra  ‘Caliwood’  brille y trascienda aún más y se transforme en un ícono urbano, apreciado por todos.

Este 1 de noviembre Caliwood cumple su segundo aniversario. ¿Cómo mantener vigente el museo? 

Al cumplir el segundo aniversario terminaremos el teatro del museo y lo vamos a inaugurar con un evento  especial. Vamos a organizar la Premier de ‘Petecuy, la película’, el largometraje del director caleño  Óscar Hincapié. Será un acontecimiento del que nos vamos a sentir muy orgullosos. Desde que abrimos las puertas al público en noviembre de 2012, el museo se ha empecinado en generar semana tras semana hechos, eventos y adquisiciones que le permitan estar presentes en la mente de todos, consolidando así el crecimiento.

El sacrificio, que imponen las largas jornadas laborales del museo, es compensado diariamente con la visita de personas provenientes de todas partes y con el arribo de ‘nuevos’ aparatos viejos, bien sean donados o adquiridos. Uno de los medios más valiosos que tiene el museo para mantenerse vigente es la página web que creó para ‘Caliwood’  mi amigo Alberto Silva Borrero, la cual se está convirtiendo en un referente académico obligatorio.  El material que se ofrece en la misma no se encuentra en ninguna otra parte de la web.

En estos dos años, ¿cuáles han sido las principales dificultades que ha debido sortear el museo?

Indudablemente la incapacidad económica. No obstante  estoy seguro que cuando la mayoría de los miembros de la comunidad caleña visite el museo, se conseguirá el punto de equilibrio que requerimos.

¿Y las satisfacciones, los días felices?

Muchísimas. Y no han sido días, son meses enteros, en total 42 meses sucesivos, durante los cuales se ha podido armar la colección permanente del museo, la que algunos expertos calificados tildan de carismática, expresiva, ortodoxa y alucinante.

Hablemos  de los que le han aportado sus objetos al museo. ¿Quiénes son?

Semana tras semana vienen al museo o se ponen en contacto con nosotros personas de todos los estratos sociales que desean donar objetos para la colección. Ese fenómeno empezó muy al principio pero se ha acentuado a partir de enero de 2014. Los nombres de los benefactores están reseñados en la página web de Caliwood y quienes donan reciben, entre otros beneficios, ingreso gratuito de por vida.  Una anécdota frecuente consiste en que muchas de las personas que traen aparatos con el propósito de donarlos - guardados en sus casas por décadas - no solamente no saben usarlos sino que ni siquiera saben qué son o para qué sirven.

La última: ¿cómo va a festejar ‘Caliwood’ su segundo aniversario?


Con mucha emoción, a raíz de la llegada de un equipo muy sofisticado, donado por la empresa Royal Films. Se trata de un proyector de cine marca Century de 35MM, con decodificador Dolby Digital para sonido, que incluye sistema de platter para transporte de película análoga, producido en 1995. Es un equipo que muestra la transición de lo análogo a lo digital y conecta el nostálgico pasado con el fulgurante presente…



martes, octubre 14, 2014

Moda sin límites





 ¿Se puede, desde una academia, intentar cambiar el mundo?  Crónica de la primera academia de modelos en condición de discapacidad de Latinoamérica.

Por Santiago Cruz Hoyos
Fotos: Bernardo Peña
Crónica publicada en El País de Cali

La joven está frente a la ventanilla de un banco. Pese a la extensa fila, la atendieron sin espera una vez haló la puerta. Nadie protestó. En cambio, todos la miran en silencio. Miran fijamente hacia sus piernas.
Hasta hace menos de un año, la joven frente a la ventanilla era futbolista. Jugaba en el Club Deportivo Achamán de España. También jugó en la Selección Canaria e hizo parte de la Selección Colombia. Sin embargo, sufrió un accidente de tránsito. Un carro embistió la moto en la que viajaba con su primo. Perdió la pierna izquierda.
En el banco, lleva puesta una camiseta y unos pantalones cortos. Todos en la fila aún miran fijamente hacia sus piernas. En realidad observan su prótesis. Los pantalones cortos son a propósito. Mostrar la prótesis hace parte del proceso de adaptación a su nueva vida, enfrentar todos los días el miedo a ser mirada con detenimiento. Aunque pareciera que los que la miran se miran a sí mismos. La prótesis funciona como un espejo. ¿Qué haría yo si estuviera en su situación?, tal vez piensen los que la observan sin disimulo.
La transacción en el banco no tarda más de diez minutos.
- Desde niña me gustaba la idea de ser modelo. Nunca lo hice porque no tenía el valor de dejar el fútbol. Y aún, de hecho, no lo tengo. Pero debo seguir. Por eso acepté la invitación de Guío Domínguez para ser parte de su agencia de modelaje para personas en condición de discapacidad, personas con capacidades diferentes. Ser modelo también es una manera de hacerse fuerte ante las miradas de la gente.
La joven de la ventanilla nació hace 22 años, en Palmira. Su nombre es Yady Vanessa Fernández.

II

Es una mañana de jueves y Johanna Rosas se arregla las uñas. En la tarde debe asistir a una sesión de fotos. Será la primera vez que pose oficialmente como modelo. Johanna, 23 años, está desde hace cuatro sobre una silla de ruedas.
Todo sucedió a las afueras de su casa en Pradera, el municipio donde nació. Su hijo de 17 meses jugaba cerca y ella lo cuidaba. De repente, su ex pareja apareció salido de quicio. No le era posible entender que Johanna no quisiera seguir con la relación. Entonces, le disparó en el cuello. Dos tiros que eran como un mensaje atroz: si no estás conmigo, no estarás con nadie.
Una de las balas se alojó en la médula ósea. Aún sigue ahí. Cuando llegó al hospital, Johanna no sentía las piernas. No pudo volver a caminar. Pero aquella parece una herida muy honda ya cosida por el tiempo. Johanna le dice a la persona encargada de arreglarle las uñas que la sesión de fotos a la que debe asistir es para la prensa. Lo dice con la emoción de alguien que recibe una noticia tan inesperada y feliz como ganarse una lotería.
- Hace mucho tiempo que estaba buscando la oportunidad de ser modelo. Cuando vi en las noticias que el diseñador de modas Guío Domínguez le había cumplido ese sueño a una joven sin piernas, María Alejandra Bocanument, inmediatamente lo contacté por Facebook. Él me habló de una agencia de modelaje para personas en condición de discapacidad que iba a crear. Ahí empezó todo.

III

Steven Román prepara maletas. Es miércoles y al día siguiente debe estar en Cali, para la sesión de fotos. Le esperan ocho horas de viaje por tierra. Vive en Pasto. Haber perdido la pierna derecha, en todo caso, no le impide hacer nada de lo que hacía cuando la tenía, dice. Viajar, por ejemplo. Ser modelo, además.
Cuando tenía 16, Steven ingresó a la agencia Diana Herrera. Participaba en desfiles de diferentes marcas de ropa y en eventos con modelos famosas como Carolina Cruz y Natalia París. Sin embargo, un tratamiento estético lo echó todo a perder. Le aplicaron de manera indebida un medicamento, lo que generó que se le taponaran las arterias. Para salvarle la vida, debieron amputarle su pierna.
Steven sintió que literalmente el mundo se le venía encima. No lo volvieron a llamar para modelar. Ya no respondía al prototipo tradicional que exige la publicidad: un hombre de 1,80 y con sus dos piernas, por supuesto. Sintió impotencia. Como si de un día para otro le hubieran arrebatado de tajo su destino. Steven, además de modelo, es cosmetólogo.
Hace unos días, sin embargo, mientras navegaba en Internet, se enteró que en Palmira se abriría la primera agencia de modelaje de Latinoamérica para personas en condición de discapacidad. Inmediatamente, contactó a los encargados por las redes sociales.
- Modelar de nuevo es una manera de enviar un mensaje al mundo: todos nos podemos superar, sin importar las discapacidades.

IV

En Bogotá, Jazmín Bolaños está de afán. Es miércoles en la noche y a última hora logró conseguir un tiquete de avión. Será la primera vez que viaje en uno. Debe estar en la sesión de fotos del día siguiente y aún no ha hecho maletas. Sin embargo, siente la alegría de quien en un día inesperado logra una oportunidad que esperaba desde hace mucho. Antes de encargarse de su maleta escribe en Facebook. “Con la ayuda de Dios, todo es posible. De viaje para la ciudad de Cali”.
Lo hace solo con su mano derecha. Jazmín nació sin su mano izquierda debido a una malformación genética pero eso no le ha sido un impedimento para salir en la portada de alguna revista. Además de estudiar negocios internacionales, es modelo.
- Todas las personas somos lindas, no importa si se tiene una discapacidad.

V

Era domingo, y el diseñador de modas Guío Domínguez leía y pensaba. En sus correos electrónicos tenía solicitudes de todo el país. Eran personas que, pese a tener alguna discapacidad física, le pedían una oportunidad. La mayoría se animaron a escribirle después de que leyeron en el periódico y vieron por televisión la historia de María Alejandra Bocanument, una jovencita que soñaba con ser modelo. Guío la incluyó en dos de sus campañas, sin sospechar que aquello iba a inspirar a tantas personas. María Alejandra nació sin piernas.
Las solicitudes que tenía frente a su computador era difícil de cuantificarlas fácilmente. Entre 180 y 200, tal vez. Evidentemente, se dijo, existe una necesidad. Solo en su ciudad, Palmira, son 7000 las personas en condición de discapacidad. En Cali son tantos que si se unieran podrían elegir un alcalde: 160 mil. En Latinoamérica no existía una agencia que los capacitara – a quienes lo desearan - para modelar. La única opción quedaba muy lejos: la agencia Visable, en el Reino Unido.
Guío decidió entonces crear una fundación (Altruistas de Corazón). Y, dentro de esa fundación, la agencia de modelaje “para personas con capacidades diferentes”.  Le incomoda la palabra discapacidad. Lo explica mientras se toma un café en un centro comercial.
- La idea con la agencia es reflexionar sobre una belleza responsable, o sobre la verdadera belleza, una reflexión que en el mundo del modelaje tradicional no existe. Siempre hay unos parámetros que discriminan: 90, 60, 90. En los casting, además, los modelos son un número. De un momento a otro dejan de ser Sandra, Pedro o Liliana para llamarse 56 o 144. Siempre he estado en contra de eso. Todo ello te pone a pensar en por qué no romper paradigmas y darle alegría a mucha gente que pese a tener las capacidades, nunca iban a ser tenidos en cuenta en el modelaje. La moda, como el fútbol, moviliza masas. Puede ser un instrumento poderoso de transformación.
La agencia, también, podría ser un impulso para un mercado no explorado en Colombia. Extrañamente, la tecnología que mejora la calidad de vida de las personas en condición de discapacidad, poco se publicita. Como si no existieran en el mundo.

VI

Jazmín mira extrañada el cielo de Cali. “Pensé que en la ciudad hacía más calor”. Es jueves, en la tarde, y el cielo está nublado. No hace frío propiamente, pero nadie anda por ahí como es costumbre, secándose el sudor con un pañuelo.
Jazmín se encuentra en la base aérea Marco Fidel Suárez. La acompañan el resto de los modelos: María Alejandra Bocanument, Yady Vanessa Fernández, Steven Román, Johanna Rosas. Posan junto a un avión para la campaña Imagen y Semejanza. Los acompaña también la modelo guatemalteca Cintya Contreras, sin ninguna discapacidad. La campaña es una manera de insistir en que no tener un brazo o una pierna a la larga no nos hace tan distintos. Imagen y semejanza.
El domingo, además, los modelos tendrán otro reto. Será el día del lanzamiento oficial de la agencia, y todo se hará en un banquete. El objetivo es reunir fondos para comprar una prótesis semi - biónica que requiere Yady, la joven exfutbolista de la ventanilla del banco. Además de modelar, anhela seguir en el deporte, hacer ciclismo. Su meta es participar en los Paralímpicos de Río de Janeiro 2016. Al fondo se escucha el sonido de los flashes.