lunes, febrero 04, 2008

Nueve años sin noticias



Gildardo Pabón Perdómo y José Andrés Preciado son dos soldados que fueron secuestrados por la guerrilla hace 9 años. Jamás sus familias han recibido una prueba de vida. La incertidumbre los cerca. Este lunes las dos familias saldrán a marchar con fotos y sus gargantas afinadas para rechazar la violencia y el secuestro. Quieren derrotar la incertidumbre.



¡Tengo que colgar, te llamo más tarde!, le gritó Gildardo Pabón Perdómo a su hermana. El entonces soldado estaba en Telecom de Puerto Asís, un 26 de noviembre de 1998, vestido de civil y feliz porque sólo le faltaban 16 días para terminar su servicio militar en el batallón José Domingo Rico. Pensaba en las cervezas que se tomaría con su familia en diciembre de ese año.
Luz Helena, su hermana, se extrañó por el intempestivo corte de la llamada pero se tranquilizó con la promesa de su hermano: te llamo más tarde. Nunca lo hizo. Al parecer, y según los rumores de la gente de Puerto Asís, a Gildardo Pabón Perdomo y su compañero, el soldado José Andrés Preciado, los metieron en una camioneta blanca y los secuestraron. Todo apunta a que fue las Farc. De eso, hace 9 años.

Desde ese día no saben nada. Si viven o si están en la selva secuestrados. La única noticia que recibieron fue el artículo que publicó la Revista Semana el 22 de marzo de 1999. La nota, titulada Rehenes Incanjeables, hacía referencia a las 41 personas, entre soldados y civiles, que estaban en poder de las Farc y que no hacían parte de los canjeables dentro del intercambio humanitario que por esos días adelantaban el Gobierno de Andrés Pastrana y el grupo guerrillero. Esos 41 soldados y civiles no habían sido secuestrados en combates si no en las calles y pueblos vestidos de civil. En las fotos aparecían Gildardo y su compañero, José Andrés Preciado. Es la única señal.

Ya son más de 3.285 días de incertidumbre los que han padecido estas dos familias vallecacucanas. Una herida profunda, sin duelo, imposible de sanar. "A veces pienso que está vivo. Otras, que está muerto. Siempre sueño con él. Mi mamá, en cambio, no tiene dudas. Dice que Gildardo aún vive", cuenta Luz Helena.

Las gestiones para buscar noticias de Gildardo y José han sido muchas, pero infructuosas. En l999 las familias viajaron hasta San Vicente del Caguán. Se entrevistaron con Simón Trinidad y Raúl Reyes, miembros del Secretariado de Las FARC. Les pidieron noticias.
Ambos guerrilleros les anunciaron que publicarían un listado con las personas que tenían en su poder. Sin embargo, en la lista no apareció el nombre de Gildardo ni el de José Andrés. Se acrecentó el dolor. Y las esperanzas. Los mensajes que enviaban por la radio ya no eran tantos como al principio.

"Ese dolor, esa incertidumbre, es más grande que enterrar un hijo. Nunca me repondré de esto", dice doña María, la madre de José Andres.
Ambas familias interpusieron una demanda ante un juez de familia para que se declare la muerte presunta de los dos soldados. Después, la idea es iniciar un proceso para una reparación directa por parte del Estado.

Y este lunes saldrán a marchar contra las Farc y el secuestro. Sus armas: las camisetas estampadas con las fotos de sus hijos y sus gargantas afinadas para rechazar la violencia. A pesar de todo, no pierden la ilusión de volver a ver sus seres queridos. Su clamor no se rinde. Quieren derrotar la incertidumbre con la que se levantan todos los días.









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