Las chivas, el símbolo más autóctono del país, es también un símbolo del atraso. Vías imposibles y falta de revisión convierten destinos en utopías.
Por Santiago Cruz Hoyos - El País
Fotos: El País
La chiva Ford modelo 43 que maneja Wilmer Agúdelo por la vía Potrerillo - Palmira, hasta una pequeñisima vereda llamada Tenjo, es periódico en la zona.
Sí. Las noticias aquí en la vereda se publican y viajan en la chiva. Al interior del viejo bus escalera están pegados varios carteles que anuncian los más recientes hechos de la semana. La gallera Caponera, se lee, invita a la comunidad a una gran pelea de gallos; la familia de la señora Neftalí Muñoz invita al triduo de misas que se va a hacer para ayudar a descansar en paz a la difunta; en este diciembre hay un tour por el alumbrado de Cali y las inscripciones están abiertas...
Es miércoles de finales de noviembre y el vehículo, considerado Patrimonio Cultural de Colombia, avanza a 40 kilómetros por hora no porque no dé más velocidad, sino porque es imposible acelerar en esa vía que aunque está pavimentada, en cada metro tiene un hueco. Quizá por la costumbre de pasar por ahí a ninguno de los pasajeros parece importarle y prefieren distraerse mirando el paisaje.
Seguro los 6 usuarios que en este momento viajan hacia Tenjo no piensan en la chiva, en el sitial que debe tener en la historia del país. Como escribe el periodista Carlos Múnera, si con la mula se fundaron muchas tierras en Colombia, la chiva las colonizó. ¿Qué otro aparato se arriesga a transitar por esas trochas del campo que conectan a los municipios con corregimientos y veredas y que son llamadas vías terciarias justamente por ser de tercera y olvidadas por los gobiernos municipales?
Sólo la chiva se aventura por esos caminos llevando y trayendo campesinos con sus bultos de papa, plátano, tomate o hasta trasteos y encomiendas.
Y cada vez que una chiva llega a su destino después de sortear barrancos el logro toma tintes épicos, de hazaña. Lo triste es que esa hazaña no es noticia, y en cambio sí lo es que el viejo aparato ruede por un abismo, vencido por los terrenos en mal estado, sin señales que anuncien curvas peligrosas, terrenos inestables que para atravesarlos se necesita doble transmisión y hasta el respaldo de Dios.
Noticia como la que se dio en la noche del sábado de la semana pasada en el departamento del Cauca. Una chiva que iba desde Jambaló hasta Silvia rodó por un barranco. En el accidente resultaron heridos 28 indígenas y perdieron la vida 17. Aunque iban para un evento religioso, no hubo milagro que los salvara. “La carretera estaba muy mala y se hacía de noche. De repente vimos cómo la chiva perdió el control y rodó por ese abismo”, narró Yareli Ulcué, un sobreviviente.
En lo que va de 2010, según las cifras de la Policía de Carreteras en el Cauca, han sucedido 25 accidentes de buses y chivas (no se discrimina entre unos y otros). De seguro en esas estadísticas aún no han incluido el pasado accidente del sábado. Porque en todo el año la cifra de heridos según la Policía de Carreteras es de 45 y la de los muertos, sólo 7.
Y hay tragedias que no se registran: precisamente los accidentes que suceden en las vías terciarias y no son tan escandalosos como para salir en los periódicos. La Policía de Carreteras lleva la cuenta de lo que sucede en las vías principales, que son su foco de atención.
Todos lo saben. Una de las causas primordiales que hacen que los buses escalera se accidenten es el mal estado en el que están las vías terciarias. “En el departamento las vías que comunican a los municipios con veredas y resguardos indígenas presentan terrenos inestables, no tienen señalización y en épocas de invierno como las actuales se vuelven aún más peligrosas para transitar”, dice el Capitán Andrés Conde, Comandante de la Policía de Carreteras en el Cauca.
Allá las vías más peligrosas, según el Patrullero Manríque de la Policía, son las de Silvia – Jambaló; Totoró - Piendamó y las que van hasta El Bordo.
El Mayor Saúl Carrillo Arévalo, Comandante de la Policía de Carreteras en el Valle, agrega otros detalles. “Otra de las razones que explican los accidentes que suceden es el estado técnico - mecánico de las chivas. Son vehículos que por lo general han cumplido su vida útil, pero que sin embargo aún siguen utilizados en veredas y corregimientos para el transporte de personas. De igual manera es muy frecuente que estos vehículos lleven sobrecupo en sus viajes y eso aumenta el riesgo. Por supuesto, sabemos que en el campo la única opción para viajar de las personas es la chiva, pero el conductor debería tener la precaución de no montarle tanta gente”.
En lo que va de este año, la Policía de carreteras del Cauca ha impartido 1.033 comparendos por infracciones de tránsito. 42 de esos comparendos se expidieron por que buses y chivas no pasaron la revisión técnico - mecánica.
En el Valle el número de comparendos por ese motivo, en este año, es de 45 y el número de accidentes de buses, 12. La vía que más registra percances en el departamento es el tramo Andalucía - Cerritos.
Lo de las chivas que hace rato cumplieron su ciclo es cierto. Esta que sigue su camino hacia Tenjo es modelo 43. Pero hay otras más viejas. Wilmer Agúdelo, el conductor, dice que en la zona sigue rodando una chiva modelo 37. Y que la más nueva es una modelo 86. “Pero cada 15 días se les hace mantenimiento”, aclara.
El dato es símbolo del olvido y el desinterés de los gobiernos hacia el campo. En pleno Siglo XXI se habla de metros y Sistemas de Buses Articulados con aire acondicionado para las grandes ciudades, pero en las veredas la gente sigue transportándose en vehículos con tecnología de hace 70 años.
Y hay otro dato que demuestra ese olvido en el que está el campo: en el Valle, según el Secretario de Infraestructura del Departamento, Juan Gerardo Sanclemente, hay 4.00 kilómetros de vías terciarias. Él 90% están sin pavimentar.
“Las vías terciarias son responsabilidad de los municipios y no del gobierno departamental o Nacional. Y por lo general los municipios no tienen plata para el mantenimiento de esas carreteras. Si Cali, que es capital de departamento, tiene sus vías terciarias en mal estado, imagínese lo que pasa en otros municipios”...
La chiva de Wilmer Agúdelo que sigue su ruta hacia Tenjo tiene nombre de súper héroe: Kalimán.
Es el protagonista de una radionovela famosa. Ese que va por el mundo armado con una daga y acompañado de un niño llamado Solín con un sueño utópico: hacer justicia.
En este caso la vieja chiva Kalimán no lo logra. Hablar de justicia en las trochas por las que se mueven los campesinos e indígenas causa risa.
Hoy, por ejemplo, los seis pasajeros de Kalimán tienen suerte. Aunque la vía está en mal estado, el paso está abierto y pueden llegar a su destino.
Pero muy cerca de allí pasa todo lo contrario. En una vía cercana, la que conduce al corregimiento de La Quisquina y La Nevera, hubo un deslizamiento de tierra. Fue en la zona de la vía conocida como La Variante y la trocha se taponó. Ahí el barro es líquido debido a las lluvias de los últimos días. Las chivas y buses se devolvieron. Los campesinos debieron cruzar a pie.
Abigaíl Álvarez, una campesina de La Nevera, se quitó sus zapatos, pidió unas botas prestadas, y llegó a su casa de la mano de dos jóvenes. Alguien llegó con una mula y ayudó a transportar a la gente en el animal. Una mujer fue llevada a su destino sobre las espaldas de un campesino. Y un joven puso un pie en el barro y su cuerpo se enterró hasta las rodillas.
Fue cuando pensó que no es posible que en estos tiempos en donde se predica la modernidad, los campesinos deban llegar a su casas cargados en las espaldas de otro para esquivar el barro o deban arriesgar su vida cruzando la montaña en una vía endeble y una chiva vieja con nombre de héroe que al igual que ellos, intentan hazañas, algunas veces, imposibles.
3 comentarios:
aunque me parece de lo maximo tu reportaje me parece que menospresias un poco el trabajo que hacemos los chiveros por que aunque no seamos los mas expertos o no tengamos los mejores vehivulos o lo s mas abanxzados mecanicamente hacemos lo nuestro trabajo con amor y dedicación alguna vez se te ocurrio pensar mientras escribias el reportaje pensar que solo 6 pasajeros le van a dar de comer a nuestro amigo conductor de kaliman o que si el viejo kaliman se cansa de rodar y se queda en medio de la trocha en lo mas profundo de la montaña lo que nuestro amigo gano con esos 6 pasajeros que dices que llevaba le van a dar para poder salir de alli y levar a su viejo y betusto carro a que le reparen el daño es lo que deves tener en cuenta antes de creiticar asi un esfuerzo tan grande como el que hacemos nosotros dia a dia y del cual practicamente la unica recompenza que resivimos es un GRACIAS de parte de nuestros mas fieles pasajeros al principio crey que elojeavas el trabajo que llevabamos a cabo pero luego me descepciono escucharte decir cosas como que era injusto que los campesinos siguieran transportandose en estos vehiculos ajaja de todos modos aunque ironico paresca GRACIAS por acodarce de nosotros los chiveros
Mario: creo que debes darle otra leída al texto. Jamás menosprecio a los conductores de las chivas. Por el contrario: los exalto. En vías tan malas, llevan a la gente a su destino. Son, entonces, héroes. La crítica del texto va hacia el Estado, que tiene las vías terciarias abandonadas. ¿o crees que es justo que los campesinos tengan que transitar por esas vías descuidadas?
Saludos
Santiago
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